Esta pintura fue realizada para el Ilustre Colegio de Médicos de la ciudad de Sevilla, en homenaje a la Ciencia y a la figura del médico, guardián de la salud.
Sobre una silla de sobrio estilo castellano reposa un maletín de cuero con boquilla metálica que, tradicionalmente, solía utilizar el médico para transportar sus útiles con los que practicar el reconocimiento y la diagnosis del paciente. Junto a él un fonendoscopio, una rama de laurel y unas flores de jazmín.
El laurel, además de sus usos medicinales y culinarios, es conocido en el esoterismo como noble y poderoso protector no sólo material sino espiritual. Es un árbol consagrado en la mitología griega a Apolo, dios de la sabiduría y el heroísmo. Vinculado a los conceptos de tradición, grandeza y valor, es parte del símbolo de la medicina, formado en el centro por el bastón de Esculapio con una serpiente enroscada, una rama de laurel a la izquierda y otra de roble a la derecha.
El jazmín, codiciada y aromática flor de exquisita fragancia, brinda beneficios a nuestra salud física y psíquica. El té de jazmín es el más consumido en China desde hace siglos, recomendado para los problemas respiratorios, tos, debilidad nerviosa y estimular las defensas orgánicas en los meses de otoño e invierno.
Conocido por chinos, persas e hindúes, el jazmín fue introducido en Europa por la cultura andalusí, del mismo modo que el papel y la seda.
En Al- Andalus el médico pasó a ser uno de los más destacados representantes de la Ciencia.